jueves, 9 de febrero de 2012

Cuando las instituciones se creen por encima de las personas


Después de leer largo y tendido sobre la sanción a Contador estos días, parece que quedan claras las dos principales corrientes de opinión que circulan por los medios: Los que claman en contra de la resolución y los que, aun compadeciéndose, admiten que ésta entra dentro de la normativa vigente.
¿Qué es doparse? Según la RAE, dopar significa "Administrar fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo con fines competitivos". Y si ha quedado claro que la cantidad de clembuterol que se detectó en el cuerpo de Contador no servía para mejorar su rendimiento y que además, como se ha podido leer, algún médico asegura que su efecto sirve sólo el día de su absorción (y el corredor lo tomó el día de descanso sabiendo, para más inri, que al ser el líder de la prueba pasaba controles todos los días), la pregunta es, ¿qué se está sancionando?

Se sanciona el mero hecho de encontrar clembuterol en su cuerpo sea la cantidad que sea, ya que es una sustancia que no puede generarse por sí sola en el organismo. Y según las leyes que rigen en este deporte, el mero hecho de hallar sustancias prohibidas ya es motivo de sanción, afecten o no al rendimiento.
Pero si habíamos dicho que doparse es auto administrarse fármacos u otras sustancias con el objetivo de obtener ventaja sobre los demás, entonces, lo que se ha sancionado en este caso no es exactamente dopaje, porque no ha habido ventaja ¿no? Los límites son en ocasiones difusos y dan lugar a peligrosas contradicciones.

Hay varias cosas que deberían perseguirse y sancionarse. Obviamente el hecho de doparse y obtener una ventaja deportiva sobre los demás, siempre y cuando se demuestre que esa ventaja se haya logrado con los productos utilizados. También el mero hecho de practicar este hábito sean cuales sean sus consecuencias, por aquello de la imagen del deportista sobre los niños, etc. Pero en ambos supuestos entra en juego la intencionalidad del acusado, que en el caso que nos ocupa es, cuanto menos, dudosa.
No hay forma de demostrar que Contador no se hiciera una auto transfusión intencionadamente, ni que se comiera adrede un filete contaminado o un suplemento alimenticio en mal estado. Eso sólo lo sabe él y los demás tenemos dos opciones, creerle o no creerle. Pero tampoco se puede demostrar lo contrario, y parece ser que el derecho deportivo va a la contra respecto a los demás. Si en un juicio normal el acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario, aquí el acusado es culpable hasta que pueda demostrar que no lo es. Si en un juicio normal no se puede condenar a alguien si sólo hay sospecha pero no hay pruebas, aquí sí. Allí, si no hay pruebas, no hay condena. Aquí, si no hay pruebas, no hay absolución. Es, cuanto menos, interesante...

¿Es esto justicia? Porque se pueden sacar conclusiones perversas de todo esto. Como por ejemplo, que los deportistas aceptan ser vigilados por un sistema que puede condenarles cuando quiera sin pruebas fehacientes o por lo menos, sin las que serían suficientes en un juicio normal; Que, además, puede aplicar las mayores sanciones si le viene en gana a pesar de que los argumentos para aplicarlas sean mínimos; Que puede hacer lo que le plazca y juguetear con la carrera y la vida de los deportistas, en definitiva.
Por otro lado, da mucho que pensar el hecho de que los deportes en los que más veces se sacan casos de dopaje, como en el ciclismo y en el atletismo, sean deportes en los que la exigencia física es extrema. Si los deportistas tienen que recurrir cada vez con más frecuencia y de forma más sofisticada a los fármacos para sobrevivir, quizá es porque algo se está haciendo mal. Cuesta comprender cómo un cuerpo humano puede soportar un mes entero de cientos de kilómetros al día, con apenas descanso y sin ayuda extra. A esto hay que añadir que la gente quiere cada vez más a deportistas que sean héroes, que batan todos los récords o que ganen 8 Tours seguidos. Señores, ¿no hemos llegado al límite?.
 
 
Héroes que, por otro lado, se encargan de destruir las instituciones que rigen el deporte, y esta es la otra conclusión de este post. Leía en un medio que la AMA necesitaba despellejar a un grande del pelotón para ganar credibilidad y que Contador ha pagado los platos rotos. Pensando sobre esto me acuerdo de que en los últimos años, muchos de los ciclistas que han logrado éxitos de forma más o menos continuada han sido condenados o salpicados por casos de dopaje. También ha pasado bastante en el atletismo. Quizá se está poniendo el listón demasiado alto y habría que reducir la exigencia de las pruebas. Quizá habría que cambiar las leyes antidopaje y permitir un consumo controlado de algunas sustancias que no sean nocivas para el cuerpo. Pero lo que no es de recibo es que se mantenga una tendencia de control que hace que el aficionado desconfíe de cualquier gran deportista que gane algo dos años seguidos, porque a eso estamos llegando.

A eso, y también a permitir que unos señores puedan entrar en el dormitorio de cualquier deportista a la hora que sea a hacerle un análisis; A que el esfuerzo que una persona hace durante toda su vida para triunfar pueda ser destrozado en cuestión de segundos por tipos que viven precisamente de ella, poniendo en tela de juicio su honestidad antes de probar cualquier acusación y dejando su imagen pública manchada para siempre, a pesar de que luego se demuestre su inocencia. A que una persona pueda ser tratada como un delincuente sin pruebas.

Me viene a la cabeza ahora el caso del Sion y la UEFA. Si en este caso el derecho deportivo va en contra de una resolución normal de un juicio, en aquel la cosa es aún más paradójica: Una institución deportiva que declara que sus normas están por encima que las de un país y cuyos dirigentes (a uno le tenemos en casa) incluso se atreven a despreciar y a amenazar a políticos, alegando que no saben del tema y que se metan en sus asuntos; Que hacen y deshacen a su antojo sin importarles los sentimientos e intereses de los aficionados, cuando, por otro lado, de alguna manera viven gracias a ellos. ¿En qué acabará esta actitud generalizada de estas instituciones? Muchas veces alimenta el deseo de otros dirigentes, en este caso de los clubes, sean de fútbol o de ciclismo, a montarse la fiesta por su cuenta y con sus propias normas.

2 comentarios:

Señor Pato dijo...

A Contador no se le ha sancionado por doparse. A Contador, como bien dices, se le ha sancionado porque se ha encontrado una sustancia ilegal en su cuerpo. La sustancia está ahí, el control ha dado positivo; esa es la prueba. Contador no ha sido capaz de demostrar que esa sustancia ha entrado en su cuerpo de forma accidental (en la sentencia le han echado abajo la teoría del filete). Por tanto, sanción correcta de acuerdo con las normas vigentes. ¿Que esas normas están mal hechas? Posiblemente. Pero están mal hechas para todos, no sólo para Contador. Él ya sabía (y si no lo sabía, problema suyo) cómo eran las reglas cuando empezó a competir. Sería injusto que a él no se le aplicaran por el hecho de ser el gran campeón que es. Y es muy hipócrita la corriente de opinión que se está poniendo de moda últimamente, que afirma que le han sancionado por el hecho de ser español y porque en todas partes nos tienen envidia.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con que se está perdiendo el norte en cuanto a la reacción patriótica respecto a este tema. Basta decir que ninguno de los hombres directamente responsables de haber sancionado a Contador, tanto en el TAS, como en la AMA y resto de instituciones, es francés. Sí pienso que en ciertas partes nos tienen envidia, pero no creo que a Contador se le haya sancionado por ser español. Sí creo que, en parte, se le ha aplicado la sanción más dura (por primera vez, ya que nunca se había hecho antes) por el hecho de ser una figura importante del pelotón y alguien que tenía una imagen impecable en cuanto a limpieza deportiva. Y la imagen que damos los españoles en el extranjero en cuanto a extremadamente permisivos con el dopaje (con la que no estoy nada de acuerdo) ha ayudado mucho. Pero mi objetivo del post no es exactamente discutir sobre si la sanción es justa o injusta, sino si las leyes están bien hechas y sobre todo, si el sistema tal y como está montado, es justo y razonable. Y si los deportistas, en general, deberían "rebelarse" contra el sistema y montarse la juerga por su cuenta.

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