martes, 5 de junio de 2012

Twitter sí, Twitter no. ¿En qué quedamos?



A cinco días del debut de España en la Eurocopa 2012, las portadas de los diarios deportivos abren hoy hablando del levantamiento del veto impuesto a los jugadores de la selección de usar sus redes sociales. Leemos que esta prohibición, llamada de forma familiar "doctrina Hierro", fue impuesta por el ex Director Deportivo del combinado nacional en el Mundial 2010 y ahora, la Directora de la Selección quería mantenerla de cara a la cita de Ucrania y Polonia.

Una medida ante la que los jugadores se han rebelado apelando a su libertad de expresión y que parece que han conseguido eliminar. Al menos, de momento.

Este tipo de decisiones por parte de los responsables de selecciones y/o equipos antes de citas o partidos importantes no son nuevas. ¿Por qué lo hacen? Normalmente se justifican alegando que aislar a los futbolistas del mundo exterior consiguen más concentración de cara a los partidos. Ahora se prohíben las redes sociales, como hace algunos años se prohibía usar el teléfono móvil o incluso ver a familiares, pareja o amigos durante el torneo o antes de una final. Parece que todo lo que no sea clavar ojos y mente en el balón es negativo de cara al resultado final. 

¿Hasta qué punto es eso cierto? ¿Y hasta qué punto se le puede prohibir a un jugador aislarse del mundo exterior? Son preguntas complicadas de responder. Recordando el 'Informe Robinson' dedicado al triunfode España en el Mundial (una obra maestra del periodismo deportivo, muy recomendable), Gerard Piqué desveló que la noche antes de la final, él y algunos jugadores se tiraron horas jugando al pin pon para no pensar en el partido porque "Lo necesitas". ¿Qué diferencia puede haber entre eso y mirar el Twitter? 

Si la decisión de prohibir a una plantilla no utilizar las redes sociales de cara a un campeonato es por motivos de concentración, quizá eso provoque precisamente más ansiedad en unos protagonistas que puede que ya estén bastante aislados cuando se tiran un mes concentrados a miles de kilómetros de sus casas, grabados casi constantemente durante todo ese tiempo por cientos de periodistas y aficionados y jugando partidos con todo un país a sus espaldas. Puede que, precisamente, compartir sus dudas y sus nervios con la gente sea la manera de evadirse un poco de toda esa tensión. Si se les prohíbe usar el Facebook, ¿por qué no se les prohíbe hablar también por el móvil? Los límites son difíciles de establecer.

Otro motivo por el cual los ejecutores de estas decisiones suelen justificarlas suele ser el supuesto peligro que supone que algún jugador molesto por alguna decisión de su entrenador, o enfadado por los resultados o por algún lance del partido con el árbitro o algún jugador contrario diga cosas que no debe por estos nuevos medios de comunicación. Siendo conscientes de que esto puede pasar, pasará de igual manera si el protagonista se lo suelta a alguien por móvil o se lo casca a algún periodista. Incluso por transmisión 'de boca en boca'. Todos sabemos que las filtraciones están a la orden del día. Por si fuera poco, prohibir las redes sociales, así como los teléfonos móviles o las declaraciones ante la prensa por este motivo deja entrever que no se confía en la cordura del grupo, lo cual, precisamente, puede generar mal rollo. Hay que saber cómo hacer las cosas. Si se confía en los protagonistas, hay que confiar plenamente. Y más en una situación en la que, al menos antes de empezar, la selección cuenta con un buen estado de ánimo, buen ambiente y buenas expectativas.

Otra cosa distinta es establecer cuándo se debe exigir máxima concentración y aislamiento a los protagonistas. Prohibir las redes sociales durante todo un mes de competición puede ser exagerado y un ataque a la libertad de expresión, ya que un jugador que va a una Eurocopa no está 'trabajando' las 24 horas del día, así como a un trabajador normal al que se le prohíbe usar Facebook o hablar por el móvil durante su jornada laboral no se le puede mantener la prohibición en sus descansos o fuera de sus horas de trabajo. Sí puede ser exigible que un futbolista deje en paz el Twitter minutos antes de un partido. En estos temas, no hay mejor medida que la lógica y la cordura, cosa que muchas veces brilla por su ausencia.

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