Hay una cuestión que pulula en mi cabeza desde hace bastante tiempo y por la cual he tenido varios enfrentamientos dialécticos apasionantes con amigos y conocidos. Esta cuestión tiene mucho que ver con el momento que vive el fútbol actualmente. España es la referencia futbolística mundial en este momento por su estilo de juego y sus triunfos, así como en los últimos años lo ha sido el Barcelona a nivel de clubes. Ambos, el Barça y la selección, han logrado sus éxitos y el reconocimiento planetario en base a un juego de ataque que se fundamenta en el toque y la posesión del balón.
Desde siempre ha existido una tendencia en el mundo del fútbol que se manifiesta de forma más intensa en España. Dicha tendencia asocia en el lenguaje futbolístico los términos “jugar bien”, “practicar buen fútbol” e incluso “jugar al fútbol” con este estilo de juego que ahora impera en nuestro país. Ahora, claro está, lo escuchamos más a menudo. Pero, ¿sólo juegan bien los equipos que juegan así? ¿Qué es jugar bien al fútbol? O lo que es aún más importante, ¿qué es el fútbol?
Vamos a ponernos académicos por un instante. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, fútbol significa “juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos”. No se dice nada de que fútbol signifique jugar al toque. Si uno revisa las reglas generales del fútbol publicadas por la FIFA, no se le concede ninguna ventaja al equipo que más tiene el balón, ni éste gana por realizar más acciones con la pelota. Hay una apropiación del término que asocia jugar bien a jugar de una determinada manera. Y no es sólo lingüística, se trata de una creencia establecida que menosprecia, ataca y tiende a sancionar al que no juega así. Cuando vemos jugar a un equipo que se encierra atrás y busca el contraataque es normal escuchar expresiones como “este equipo no juega bien al fútbol”, “no propone nada de fútbol”, “es el antifútbol”.
Que quede claro que, en la euforia y la tensión de un partido de mi equipo, yo mismo me hago partícipe habitualmente de estos comentarios. Y prefiero y preferiré siempre el estilo de juego de España al de Italia, o al que desplegó el Inter en el Camp Nou el pasado año, por poner un ejemplo. Ojalá mi equipo jugase cada minuto de cada partido como la selección española. Pero me parece injusto que ahora se quiera vender la idea de que sólo vale jugar así. Fútbol lo es todo y no se juega bien o se juega mal, se juega de una manera o de otra. Porque ¿cuál es el objetivo del juego? Meter el balón dentro de la portería, tal y como dicen nuestros colegas de la RAE y el reglamento. Y en el fondo, eso no es otra cosa que ganar. En fútbol triunfa el que gana, no el que juega bien (que conste que utilizo el término como todo el mundo para no confundir). Porque se puede jugar bien y perder durante un tiempo, pero un equipo importante no sobrevive si no gana, sea como sea.
Hay quien me dijo una vez que Holanda llegó a dos finales de la Copa del Mundo y las perdió, y hoy en día se recuerda más a ese equipo que a sus rivales ganadores por el estilo que impuso y que enamoró al mundo, lo cual es cierto. Pero animo a todos a pensar en varias cuestiones. Si se les preguntase a todos los holandeses si preferirían haber ganado esas dos finales jugando peor de lo que jugaron, apostaría lo que sea a que muchos no, muchísimos, dirían que sí. También apuesto a que los alemanes y los argentinos, cuyos equipos vencieron esas finales, sí que se acuerdan de sus compatriotas. ¿Y qué les importa lo que piense el mundo a ellos? ¿Alguien cree que a los italianos, cuatro veces campeones del Mundo sólo por detrás de Brasil, les importa que se les tache como los inventores del fútbol más defensivo que se conoce? Es más, lejos de avergonzarse, se enorgullecen de ello. Volviendo al partido del Inter contra el Barcelona de la temporada pasada, llegué a leer y escuchar en algún medio no sólo que el equipo italiano no merecía haber llegado a la final, sino que los italianos deberían sentir vergüenza por el planteamiento que habían hecho, incluso que se debería sancionar a equipos así. ¿Podemos imaginar a un seguidor del Inter diciendo que prefiere no pasar esa eliminatoria a cambio de jugar mejor?
Todo depende de la historia, las posibilidades, el estilo y el momento que atraviese un equipo. Es posible que Italia no sepa ganar Mundiales si intenta jugar de otra manera, de igual modo que nosotros no hemos sido campeones del Mundo hasta que hemos encontrado nuestro estilo. Si eres aficionado a un equipo quieres verle ganar. Hay quien dice que prefiere no ganar si no es jugando bien al fútbol, pero eso es porque la gente suele ser de los equipos que ganan casi siempre. Si eres de un equipo humilde o de uno que lleva quince, veinte años o toda la vida sin ganar nada, no piensas así.
Personalmente, lo que a mí me hace feliz es poder ir a celebrar los éxitos con mis amigos a final de temporada. Salir a la calle y cantar con ellos porque hemos ganado, sea una Liga, una Copa de Europa o un Mundial. Puede que otros no busquen eso en el fútbol. Y quizá sea raro en esto, pero también me acuerdo de los títulos que se ganan no jugando al toque. Porque si le preguntas a un aficionado al Barça si no vibró y no lo pasó bien con aquel gol de Iniesta ante el Chelsea en el último minuto de la semifinal previa a la última Copa de Europa conseguida por los azulgrana, no podrá negarlo. Y qué decir de la final del Mundial, en la que España jugó muy bien pero no al nivel de otros partidos, como por ejemplo el de Alemania o algunos de la pasada Eurocopa. Pero aquel partido tuvo de todo: Polémicas, entradas feas, tensión, momentos de poco y de mucho juego, ocasiones. Emoción, en definitiva, que es lo que despierta la adrenalina del aficionado al fútbol. Y encima vamos y ganamos. ¿Hay alguien que hubiera preferido jugar ese partido como nunca y perderlo? Me parece que no.
Así que supongo que cada uno tendrá su visión del asunto, que de eso se trata. No pretendo convencer a nadie, porque la gracia del fútbol, precisamente, radica en que cada persona tiene una visión de lo que es y lo que significa. Y eso es lo que lo hace más grande. Y por eso es perjudicial que se trate de condicionar todo a un sólo estilo y eliminar o censurar los demás. Porque si todo el mundo jugase de la misma forma sería igual de aburrido que ver a ese Inter metido atrás, o esa Italia que todos criticamos. Un respeto y un reconocimiento para ellos.
En vuestras manos dejo el debate.
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